No te alejes de la Iglesia
A continuación, san Cirilo se propone enumerar todas las herejías que circulaban en su época, para acabar recomendando a los catecúmenos que no presten oído a éstas y que no se alejen de la verdadera Iglesia de Cristo:
– Dualismo: afirma la existencia de dos principios supremos, increados, coeternos, independientes, irreductibles y antagónicos. El principio del Bien, que es identificado con la Luz y el Espíritu y el principio del Mal, que es identificado con las Tinieblas y la Materia, o con demonio. La materia es mala y principio del mal; creada por un demiurgo distinto del dios bueno o por el diablo.
– Gnosticismo: e nombre viene del griego gnosis (conocimiento), afirmaba la existencia de un tipo de conocimiento especial, superior al de los creyentes ordinarios y superior a la misma fe. Este conocimiento conducía por sí mismo a la salvación. Sólo una minoría selecta puede acceder a él. Unían doctrinas judías o paganas con la revelación y los dogmas cristianos. Profesaban un dualismo en el que identificaban el mal con la materia, la carne o las pasiones, y el bien con una sustancia pneumática o espíritu.
– Marcionismo: Marción distingue y separa como cosas totalmente diferentes al Dios Creador del Antiguo Testamento, Yahvé, del Dios verdadero, Padre, capaz de encarnar a un hijo hombre, Cristo conforme al Nuevo Testamento. El primer paso en la lógica de Marción, fue desterrar del cristianismo al Antiguo Testamento y de inmediato agregar que el Mesías al que se refiere el Antiguo Testamento no es Cristo, que el Mesías del Antiguo Testamento se llamará Emmanuel y no Jesús.
– Maniqueísmo: conjunto de doctrinas difundidas por Manes, sus teorías se centraban en la eterna lucha entre el bien y el mal, propio del dualismo gnóstico, arguyendo la existencia de un principio de Luz y otro de las Tinieblas, ambos increados, siendo este último el creador del mundo material. En contrapartida, de la Luz procedían las almas humanas las que habían caído prisioneras al mundo material. Ambos principios eran opuestos, pero entre ellos, el Bien y el Mal, no hay un abismo que los separa sino que sus límites se tocan o rozan, sin confundirse. Manes creía que para alcanzar la salvación el hombre debía obtener una iluminación especial, lo que podía obtenerse mediante el ejercicio de la limosna, la oración y el ayuno. Consideraba tanto a Buda, Cristo y a Zoroastro como ‘profetas superados’. Jesús tuvo la misión de comunicar esa ‘iluminación’ y era considerado ‘maestro y salvador’, siendo Manes el enviado de Jesús, su Apóstol por excelencia.
No hay que preocuparse si extrañarse por la existencia de herejías, éstas estarán siempre presentes en la historia de la Iglesia, de ayer y de hoy.
Recientemente, la Congregación de la Doctrina de la Fe ha publicado el documento “Placuit Deo” sobre algunos aspectos de la salvación cristiana que hoy pueden ser difíciles de comprender debido a las recientes transformaciones culturales. Sin entrar en argumentos teológicos, la “Placuit Deo” retoma dos antiguas herejías: el pelagianismo y el gnosticismo y las re-propone en una forma actual:
– El “neo-pelagianismo”, en donde el hombre pretende salvarse a sí mismo, con sus fuerzas y sin reconocer que depende de Dios y que necesita constantemente su ayuda, además de la relación con los demás.
– El “neo-gnosticismo”, en donde la salvación se convierte en algo “meramente interior, encerrado en el subjetivismo.