El acceso histórico a Jesús de Nazareth


Jesucristo, aparte de ser el Ser y Fundamento de la fe cristiana, es también una figura histórica fundamental, no se entiende la cultura occidental sin la referencia a Jesús de Nazaret.

Fue un hombre judío que vivió en Palestina aproximadamente entre el año 5 a.C. y el año 30 d.C. (7 de abril, sábado de Pascua). Nació en tiempos del emperador romano Augusto y sabemos que realizó su actividad bajo el reinado del emperador romano Tiberio, que murió en el año 37 d.C., y bajo el gobernador de Judea Poncio Pilato.

Ahora bien, no conocemos nada de Jesús de Nazaret que Él hubiera dejado por escrito, lo que conocemos de Él lo conocemos de manera indirecta por las noticias de la Iglesia que Él instauró. El mensaje de la comunidad cristiana primitiva es un testimonio de fe antes que testimonio histórico y nos presenta a Jesús como el Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios.

La pregunta que debemos hacernos es: ¿es posible, a raíz de estos testimonios, ir más allá de la fe y alcanzar la historia, al Jesús histórico o hay una distancia insalvable entre el Cristo de la fe y el Jesús histórico que lo haga imposible? Resolver esto es fundamental ya que el cristianismo es el seguimiento de Jesús.

La clave es descubrir esta identidad entre el Cristo de la fe y el Jesús de la historia. Ver que el Cristo confesado es el mismo que nació en Belén, vivió predicando y haciendo milagros y murió en la cruz y resucitó. No existe un Cristo de la fe inventado por la Iglesia y un Jesús histórico diferente. Nuestra fe confiesa que el Cristo de la fe es el Jesús de la historia, la fe confiesa que un personaje de la historia es Dios, el Hijo de Dios, de ahí la importancia de un estudio histórico-crítico.

La Iglesia no ha tenido miedo de este estudio, es más, puesto que la fe parte de un acontecimiento histórico, por ello mismo está interesada en el conocimiento de este acontecimiento. Y además está convencida de que las conclusiones a las que se llegue con esta aproximación histórica a la vida de Jesús, estará en sintonía con la fe que la Iglesia confiesa.

En primer lugar el estudio histórico de Jesús tiene una importancia defensiva, porque si el acontecimiento no hubiera existido o no fuese como lo presentan los Evangelios, caería el propio fundamento de la fe cristiana. A parte de esta importancia defensiva, existen otras razones para alentar este estudio histórico, por ejemplo:

  • Es fundamental para acceder al auténtico Evangelio. Gracias a la investigación histórica, el creyente puede ver la acción salvífica de Dios en la historia culminada en la persona de Jesucristo. El Evangelio es la Buena Noticia revelada en Jesucristo.
  • También es importante, porque sin un conocimiento de la realidad histórica tampoco sería posible descubrir el Misterio de Dios en Jesucristo y el cristianismo quedaría reducido a mitología. Lo central de nuestra fe es un acontecimiento histórico: Jesús padeció, murió y resucitó por nuestra salvación. Además confesamos que el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Si el núcleo de la fe cristiana consiste en la acción de Dios en la historia en la persona de Jesús, no puede diluirse en la bruma. ¿Cómo amar a una persona si no sabemos si es real o no?
  •  Otra razón es acreditar ante una mentalidad escéptica, que Jesús no es el fruto de una invención realizada por la Iglesia. Los creyentes tenemos que dar razón de nuestra fe a los que piensan así y para eso tenemos que conocer a Jesús histórico. Estar en condiciones de demostrar la existencia real de Jesús.
  • La afirmación histórica de nuestra fe está afirmando o señalando algo muy importante y es que nuestra salvación no viene de nosotros mismos, sino que viene de fuera de nosotros, de otra persona, somos salvados por Jesús. Por eso es necesario también una búsqueda del Jesús histórico real que nos ha salvado.

Ahora bien, dicho todo esto, hay que resaltar que nuestra fe no puede depender de ningún estudio histórico-crítico, porque la historia no puede determinar que Jesús es Hijo de Dios, esto sólo lo hace la fe. Al final lo que hay que hacer es un acto de fe.

Esto requiere una decisión de fe basada en acontecimientos pero que no aseguran una validez absoluta. Un historiador creyente puede descubrir a Jesús el Cristo, Hijo de Dios, pero por ser creyente, no por ser historiador.

En el Jesús histórico hay un fundamento, un apoyo, para interpretarlo como lo hizo el Nuevo Testamento, la comunidad primitiva.

La principal fuente para acercarnos a la figura de Jesucristo son los evangelios. La historicidad de los evangelios encuentra un respaldo en los hallazgos arqueológicos y en otros testimonios históricos fuera de la Biblia.

Tanto los evangelios como los demás escritos del Nuevo Testamento son documentos de fe, fundados en un testimonio histórico preciso.

La Dei Verbum 19 afirma la historicidad de los evangelios en tres etapas:

  • Acontecimiento de Jesús: Jesús, Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la salvación de los hombres, hasta el día que fue levantado al cielo.
  • Comprensión del conocimiento: los apóstoles, después de la ascensión del Señor, predicaron lo que Él había dicho y obrado, conducidos por la fe pascual y asistidos por el Espíritu Santo.
  • Fijación por escrito del testimonio: los autores sagrados escribieron los cuatro evangelios escogiendo algunas cosas de las muchas trasmitidas de palabra o escrito, sintetizando y explicándolas en atención a la condición de las iglesias a las que iba dirigidos.

Hasta el siglo XVIII, con la Ilustración, la historicidad de los evangelios ha sido unánimemente aceptada, los relatos evangélicos contaban la verdad de Jesús. Las palabras y las acciones de Jesús que se relataban eran consideradas como la correspondencia fiel de lo que Jesús hizo y dijo.

Al final del siglo XVIII comenzó a ponerse en duda, por algunos autores, el carácter histórico de los evangelios, indicando la distancia entre la presentación de Jesús que ofrecen los evangelios y la realidad histórica de los hechos.

  • Old Quest o First Quest (1778-1906): se produce una discontinuidad entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe. Partiendo de presupuestos racionalistas, más que de una verdadera crítica histórica, distingue entre lo que Jesús pretendía y lo que pretendieron sus discípulos. Jesús quería ser un revolucionario político, un mesías más, predicaba un reino terreno y la liberación de los judíos del yugo extranjero. No quería fundar una nueva religión, no hizo milagros ni habló de su muerte, ni de su resurrección. Ante el fracaso de Jesús, con su crucifixión, sus discípulos tramaron un fraude, robaron el cadáver de Jesús e inventaron la resurrección, dando lugar al cristianismo. Reimarus establece por primera vez la diferenciación entre el Cristo de la fe y el Jesús histórico. Como consecuencia abundaron las investigaciones históricas sobre Jesús oponiendo al Cristo de la fe con el Jesús de la historia.
  • No Quest (1921-1953): lo que importa es sólo el Cristo de la fe, el contenido del Kerigma, la predicación de la Iglesia. Las investigaciones acerca del Jesús histórico acabaron en un escepticismo general, lo cual provocó una reacción en algunos círculos protestantes, donde algunos exegetas pusieron el acento en Cristo independiente de la historia de Jesús, con lo que esa historia se veía minusvalorada o vaciada de contenido.
  • New Quest (1953-1985): la unidad entre Jesús histórico y el Cristo de la fe, son una misma persona. Tiene el mérito de haber recuperado la cuestión sobre el Jesús histórico, también de aportar una nueva metodología y de haber establecido una serie de criterios de autenticidad.
  • Third Quest (desde 1985): la continuidad entre Jesús y el contexto judío, situar a Jesús en su contexto judío. Jesús Seminar, estudian conjuntamente la historicidad de Jesús en convenciones, con votaciones y dependiendo de los votos se afirma si eran hechos históricos o no. Rechaza la intervención de Dios en la historia y la divinidad de Jesucristo. La Thrid Quest llega hasta el día de hoy que siguen apareciendo escritos. Benedicto XVI con su “Trilogía” hace una refutación a los autores que han abierto una brecha entre el Cristo de la fe y el Jesús histórico.

¿Qué podemos afirmar históricamente de Jesús teniendo en cuenta las fuentes y el material del que disponemos?

Uno de los principales historiadores de Jesús, E.P. Sanders, señaló ocho hechos indiscutibles sobre el Jesús histórico:

  • Jesús fue bautizado por Juan el Bautista.
  • Jesús fue un galileo que era predicador y taumaturgo (sanador).
  • Jesús nombró un grupo de discípulos y de ese grupo seleccionó a doce.
  • Jesús limitó su actividad al pueblo de Israel.
  • Jesús tuvo una controversia como objeto el templo de Jerusalén.
  • Jesús fue crucificado por las autoridades romanas a las afueras de Jerusalén.
  • Después de la muerte de Jesús sus seguidores continuaron un movimiento religioso centrado en él.
  • Algunos judíos persiguieron a personas del nuevo movimiento religioso.

En cuanto a la cronología sólo se puede conocer con seguridad lo siguiente:

  • El nacimiento: entre el año 7 a.C. y el año 4 a.C., ya que el censo romano fue en el año 6 a.C.
  • La última cena: según los sinópticos jueves víspera de Pascua (viernes) y según San Juan el jueves dos días antes de Pascua (sábado).
  • La muerte: el sábado 7 de abril del año 30 d.C. (más probable) o el sábado 3 de abril del año 33 d.C.

Hay que entender que para los romanos, Jesús y la comunidad cristiana no eran importantes, y por lo tanto todas las referencias que tenemos sobre ellos son noticias secundarias, dentro de otras noticias más importantes. Existen varias fuentes no evangélicas que nos dan testimonio de Jesús histórico:

  • Plinio el joven: una fuente romana del año 112 d.C. Es una especie de gobernador de una provincia del imperio (actual Turquía), allí conoce a los cristianos y considera que se trata de una deplorable superstición y entonces envía una carta al emperador Trajano para consultarle que es lo que tiene que hacer, cómo actuar, con los cristianos. En esta carta es dónde aparece un dato significativo acerca de los ritos y prácticas cristianas. Dice: “los cristianos se reúnen antes de salir el sol, cantan himnos a Cristo como si fuese Dios”. De aquí se puede extraer un testimonio sobre el culto a Cristo aunque no se den detalles. También aparece que el cristianismo era ya un movimiento religioso independiente del judaísmo.
  • Tácito: historiador romano, en su obra “Annales” escrita alrededor del 115 d.C. es mucho más explícito. Hace referencia al incendio de Roma (64 d.C.) y de cómo Nerón utiliza a los cristianos como culpables. Los cristianos eran bastante odiados en Roma. Habla de la muerte de Cristo bajo el imperio del emperador Tiberio. Aparecen tres hechos históricos: a) Jesús fue ejecutado por los romanos; b) El procurador fue Poncio Pilato; c) El origen judío del nuevo movimiento cristiano.
  • Suetonio: historiador romano, en su obra “La Vida de Nerón” hace referencia a las persecuciones de los cristianos y en “La Vida de Claudio” nos habla de un edicto de expulsión de los judíos y cristianos de Roma promulgado por el emperador Claudio. Dice: “Expulso de Roma a los judíos que bajo el influjo de Crestos no dejan de agitarse”. Crestos se identifica por los historiadores como Cristo. Concuerda con Hechos 18,2. Probablemente habría un conflicto entre judíos partidarios de Jesús y no partidarios, y por eso Claudio los expulsa de Roma.
  • Flavio Josefo: historiador judío que se romanizó. En su obra “Antigüedades judías” (93 d.C.) habla en el libro 20 del martirio de Santiago. Dice: “Después de la muerte del procurador Festus y antes de llegar Albinus, el sacerdote Anás … El convocó a una sesión del Sanedrín y presentó al hermano de Jesús, que es llamado Cristo, Santiago de nombre y algunos otros, a quienes acusó de haber infringido la Ley y fue condenado a muerte por lapidación…” concuerda con Gálatas 1,19 y Hechos que hablan del martirio de Santiago.

El interés de este libro es que se hace mención a Jesús, pero para saber quién era Jesús hay que ir al libro 18 el “testimonium flavianum” dónde Flavio Josefo presenta un informe de varios problemas surgidos en Judea durante el gobierno de Poncio Pilato. Hay una versión en Latín y otra en Árabe. El primero tiene controversias ya que se dice que tiene cosas a que apuntan a estar corregidas por cristianos.

“En aquel tiempo vivió Jesús, un hombre de gran valer si es que se le puede llamar hombre ya que él era un ejecutor de obras maravillosas, un maestro de los hombres que reciben la verdad con alegría. El ganó para su causa a muchos judíos y muchos paganos. Él era o parecía ser el Mesías. Y cuando Pilato, en base a una acusación hecha contra él por nuestros más eminentes hombres, lo condenó a morir en la cruz, aquellos que lo habían seguido antes no se separaron por esto de él ya que él se apareció de nuevo al tercer día, como los santos profetas lo habían predicho de él, estas y otras mil cosas maravillosas. Aun hoy, la gente de los cristianos que toma su nombre de él, no ha dejado de existir“.

Hasta la década de los 60 su autenticidad era dudosa al ver manos cristianas en su redacción, al parecer la versión árabe se ve que es más auténtica y sin intervenciones cristianas (núcleo de autenticidad). En cualquier caso lo que importa es que aporta elementos históricos y muestra que Josefo conocía la creencia de los cristianos en la resurrección.

En la versión árabe toda la responsabilidad de la ejecución de Jesús recae sólo en Pilato, mientras que en el texto tradicional en Latín recae sobre las autoridades judías.

  • Talmut: libro judío que habla de forma bastante peyorativa de Jesús y de los cristianos.

La diferencia entre Flavio Josefo y las fuentes romanas es que Flavio Josefo habla de Jesús y los romanos hablan de Cristo.

Conclusiones:

  • Los autores más destacados son Tácito y Flavio Josefo que aportan más datos.
  • Entre los datos aportados por los 4 podemos destacar:
    • Un cierto Cristo originario de Judea que realizaba milagros fue ejecutado por el procurador Poncio Pilato bajo el emperador Tiberio.
    • Hacia el año 50 d.C. los judíos en Roma se pelearon entre sí por causa de un tal Crestos (Cristo).
    • Años más tarde en el 64 d.C. el emperador Nerón persiguió y ejecutó a seguidores de Cristo.
    • Hacia el año 93 d.C. existía la comunidad de los cristianos en referencia a Cristo.
    • En el año 112 d.C. hubo una investigación sobre las actividades de los cristianos, y se sabe que se reunían un cierto día de la semana para celebrar y cantar himnos a Cristo (Eucaristía dominical).

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