Continuidad en la catequesis


Hoy san Cirilo nos habla de que se debe continuar fiel a las catequesis. ¡Qué importante es este tema hoy en día! Parece que ya entonces, igual que ahora, los catecúmenos querían acabar cuanto antes, se cansaban de tanta formación que recibían y no le daban la importancia adecuada a lo que se les estaba enseñando. Pero la diferencia es que antes la catequesis era más larga y más intensa que hoy.

Este es un tema de total actualidad para los que dan catequesis en las parroquias, sobre todo cuando se trata de enseñar a adultos que quieren recibir algún sacramento o a los padres de los que se van a bautizar o van a realizar la primera comunión.

Cuantas veces hemos oído: el que va a bautizarse es mi hijo, yo para que necesito un cursillo de Bautismo; la primera Comunión la hace mi hija, yo os la dejo aquí y aprovecho para ir de compras, no me interesa ir a catequesis de padres; yo quiero recibir la Confirmación porque voy a ser el padrino de Bautismo, pero a mi tanto tiempo de catequesis no me interesa; yo me quiero bautizar pero no tengo tiempo para ir a tanta catequesis; etc.
Por desgracia esto es habitual, los sacramentos se han convertido para muchos en algo social, cultural, sin un valor profundo y como tal, en algo que no requiera mucha dedicación ni implicación.

Pero no es así, un padre que quiere bautizar a su hijo o un padrino de Bautismo deben estar formados adecuadamente, porque en el sacramento están aceptando la responsabilidad de iniciar a ese niño pequeño en una educación cristiana, tienen el deber de enseñarles desde pequeños nuestra la fe, para que cuando vengan para recibir la catequesis de primera comunión no haya que evangelizarles por primera vez, sino que ya tengan una base, aunque sea mínima de lo principal de nuestra fe, el Kerigma:

Ser cristianos es seguir a Jesucristo, Dios y hombre verdadero, que nació de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, que vivió entre nosotros predicando el Reino de Dios y haciendo signos y milagros de que este reino ya estaba presente entre nosotros, que murió por nosotros en la cruz, por el perdón de nuestros pecados y para nuestra salvación, que fue sepultado y al tercer día resucitó de entre los muertos como primicia de la resurrección que nos espera a todos nosotros cuando muramos, que está e el Cielo junto a Dios Padre, velando por todos nosotros, que nos ha enviado al Espíritu Santo para que nos ayude en este peregrinar en la tierra hasta que algún día volvamos a estar con Él en el cielo.

La catequesis es muy importante tomársela en serio, tanto para los que la reciben como para los que la dan, porque por desgracia también hay entre los catequistas muchos que no se creen lo que están hablando o por lo menos no lo llevan a la práctica en su vida. Y esto se nota y hace que los que la van a recibir no se emocionen cada día con lo que se les está contando.

Cuando amas algo y sabes que es bueno, bello, verdadero, sanador, y que además es infinito, inagotable, gratuito, lleno de amor, que te transforma y te hace mejor, que te hace ser mejor con los demás, que te da esperanza, etc. no te lo puedes callar, y tienes la necesidad de regalárselo a otros que no lo conocen.

Eso es la fe y esto, aunque es Dios quién nos la regala, se aprende en las catequesis. No dejes de aprender, de ir charlas, formaciones, catequesis, leer libros espirituales, la biblia, escuchar meditaciones, etc. la fe se aprende todos los días, no es algo que ya aprendí y con eso me basta.

Os animo a todos a que no os calléis vuestra fe, a que “salgáis del armario” y le digáis al mundo: soy cristiano y quiero compartir mi fe con vosotros. Si no te atreves a evangelizar directamente, reenvía contenidos de otros que te lleguen al corazón, que te toquen, eso también es evangelizar. Y sobre todo evangeliza con tu vida, con tu ejemplo.

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